lunes, 25 de enero de 2016

Por que mi bb no come ???

¿Por qué mi hijo ha dejado de comer después del primer año de edad?



     Uno de los motivos más frecuentes de consulta en niños después del año de edad, es la falta de apetito o la apreciación de la mamá de que su niño come mal. Esto condiciona angustia en las madres, pues enseguida se piensa que el niño se va a desnutrir, que tiene parásitos o alguna enfermedad grave, lo cual genera una situación tensa en el binomio madre-hijo, pues con el afán de que el niño coma se cometen excesos como son: permitir que el niño coma cuando y lo que quiera sin disciplina ni horario, coincidir la hora de la comida con el hábito de ver televisión y premiar de esa forma al niño si come bien, para compensar se permite incluso que el niño tome más leche o se premia excesivamente con golosinas cuando el niño acepta comer, pero en otras ocasiones lo que llega a suceder es que la mamá se altera y recurre a regaños y castigos para lograr que el niño coma, lo cual favorece la actitud de reto en el pequeño y constituye una ganancia secundaria en el tiempo que el niño está demandando a los que le rodean. Es importante tener presente que es a esta edad en donde el sentimiento de independencia y la necesidad de explorar su medio, hacen de cualquier niño un ser inquieto que conoce poco de límites y que además su tiempo y atención se centrará en juegos y nuevas experiencias, así que se rehusará a sentarse a comer disciplinadamente, no acepta que le "ayuden", desea comer solo, lo cual incomoda a muchas madres porque tiran la comida, se ensucian y no comen bien, pero ésta es una de las principales causas por las cuales los niños dejan de comer y establecen rivalidad con quien los alimenta.




     Esta etapa de anorexia o falta de apetito transitorio se caracteriza por presentarse en niños sanos, que no lucen enfermos, con vitalidad normal, es decir todo el día juegan y están inquietos, les basta tomar un poco de líquido y continuar con su actividad normal, uno o dos días comen muy mal alternando con un siguiente día de muy buen comer, como si se tratara de compensar los días anteriores, el incremento de peso y talla en estos pequeños no se afecta.


¿Qué otras causas pueden condicionar que mi hijo no quiera comer?




     Las parasitosis son a menudo la explicación que todos encuentran para justificar la falta de apetito en un niño y se recurre en ocasiones a esquemas indiscriminados de "desparasitación" algunas veces en forma empírica y sin supervisión médica en cuanto a dosis o medicamentos seleccionados incluyendo el riesgo de los efectos adversos. Si bien es cierto que las infecciones parasitarias son una causa importante de falta de apetito, no es la única de origen afeccioso, pues podemos encontrar infecciones por virus o bacterias que están ocultas y que se deben de ir a buscar, una de ellas es por ejemplo la infección de vías urinarias, para la cual contamos con pocos síntomas en niños pequeños, pero uno de los datos constantes es la falta de apetito, dichas infecciones deben de ser sospechadas o buscadas por un médico antes de que se intente iniciar un medicamento en forma empírica incluyendo la costumbre de desparasitar periódicamente a los niños sin previa valoración médica.




    Algunas otras enfermedades crónicas o malignas tienen como antecedente haber iniciado con falta de apetito, fatiga, fiebre prolongada, entre otros síntomas, de tal forma que tampoco puede ser un dato que se pueda subestimar, es importante saber que la anorexia puede acompañar a enfermedades banales, severas o simplemente ser parte de los cambios de conducta de los niños.




     Es importante mencionar que cuando existen problemas emocionales en el núcleo familiar y los niños logran percibir un ambiente agresivo, hostil, violento, o incluso indiferente hacia ellos, pueden manifestar su angustia mediante rebeldía para comer consiguiendo de esta forma captar la atención de los padres o adultos que les rodean, en ciertos casos la negación de los niños para comer logra desestabilizar tanto a la familia que se requiere de terapia familiar al origen de la anorexia. 





¿A qué medidas debo de recurrir para que mi hijo coma bien?




     La alimentación debe ser un hábito, que se va creando en el niño desde el momento en que se le introducen alimentos diferentes a la leche, por lo que se ha propuesto que al educar a los niños a comer verduras antes de conocer las frutas serán menos selectivos a lo dulce en lo sucesivo, y se acostumbrará al niño a comer con el mismo agrado cualquier alimento.




     El horario es otra medida importante pues si permitimos que los niños tengan acceso a los alimentos constantemente, y sin horas establecidos, favorecemos la aparición de "antojos" y el niño solo comerá cuando lo que se le ofrezca sea atractivo, sin reparar en cantidad o calidad. Además, evitar que coman entre comidas logrará que cuando el niño tome sus alimentos lo haga en forma ordenada y que no se les distraiga el apetito.




     La diversidad de platillos que se ofrece a los niños también deberá ser amplia, con la finalidad de que aprendan a comer de todo y no se fastidien de un mismo menú.




     Evitar también riñas y castigos a la hora de comer ayudará a que el niño no sienta que la hora de la comida es una agresión.





¿Qué utilidad tienen las vitaminas y los estimulantes del apetito?




     La utilidad de medicamentos como vitaminas y estimulantes del apetito es controvertida, ya que primero se debe descartar que el niño sea portador de alguna enfermedad, después tener en cuenta las medidas de disciplina en los hábitos de alimentación y posteriormente tener presente que existen muchos medicamentos que efectivamente estimulan el apetito, actuando en el cerebro en el centro que provoca la sensación de hambre.




     Así, dichas medicinas se pueden administrar cuando un médico va a vigilar a los niños, porque pueden tener efectos secundarios como es la baja de glucosa en forma súbita, lo cual se presenta como un desmayo, por ejemplo, tornándose entonces una situación angustiante, puesto que no se conocen los efectos secundarios de estos estimulantes del apetito.




     O bien no todos los niños tienen la misma susceptibilidad, algunos otros pueden tener mucho sueño y sed en forma transitoria, pero en otros niños el efecto es inmediato y la manifestación de hambre se hace evidente.




     Los complementos vitamínicos pueden auxiliar en las situaciones de carencias específicas, más no sustituyen una comida, es decir si un niño no está comiendo en forma balanceada no se debe de pretender equilibrar su dieta con solo administrar vitaminas.




     En algunos niños es muy evidente que la administración de hierro, por ejemplo incremente el apetito, pero también es cierto que dosis elevadas de vitaminas lo inhiben.




     De tal forma que lejos de ser nocivo, dar medicamentos para que un niño coma bien, es aconsejable tener presente todas las causas de anorexia o falta de apetito en los niños pequeños ya que este puede ser el dato cardinal de alguna enfermedad que se esté desarrollando.
Si bien el objetivo no es alarmarse sin razón, sí es el crear conciencia de que una adecuada vigilancia pediátrica puede manejar estas situaciones antes de que se conviertan un serio problema de salud.


miércoles, 6 de enero de 2016

Dame paciencia, por que si me das fuerza lo mato!!!!!


Mi bb ya tiene 16 Meses, por fin camina solita, tanto que queria que camine hasta me preocupaba el hecho de que demore en caminar su hermano (11) camino al año exactamente. el tema ahora es que la "señortia" cree que todo puede hacerlo sola, quiere cruzar la pista sola !!!!  y eh aqui donde empieza mi "pelea"

¿Cómo tener paciencia con los niños?

 De forma directa te diré que la paciencia la tienes en tu interior sólo tienes que darle salida. Para empezar iría bien situarte en el periodo evolutivo de tu bb. Entre los 12 y 18 meses, cuando han aprendido a caminar, se produce un estallido de energía que se traduce en: - No quieren estarse nunca quietos. Tienen mucho interés en ir de un lado para otro. - Les gusta trasladar las cosas, los juguetes, los zapatos, los libros, la ropa… En definitiva, todo lo que puedan alcanzar con sus manos lo cogerán para trasladarlo a otro sitio. - Les gusta meter las cosas dentro de la lavadora, el váter, los cubos, los cajones… - Se intentará subir allá donde pueda: el mueble del salón, sillas, taburetes, el sofá e incluso meterse en sitios que ni tú habías podido imaginar. - La puedes pillar vaciando el armario del lavabo y metiendo las cosas en el váter, o estirando del rollo de papel higiénico por todo el lavabo, o llevándose a la boca las botellas del jabón, comiendo de la pasta de dientes, etc. Bien, todo esto no lo hace para darte a ti más trabajo, ni para enfadarte porque te ha desordenado todo o porque te ha tirado al váter la funda de tus gafas que tenías en la mesita de noche. Todo esto lo hace porque afortunadamente tiene un espacio para poder hacerlo, tiene la libertad de movimiento para hacer- - 14 - lo y tiene un vínculo afectivo seguro que le permite tener la suficiente seguridad como para investigar. Así que, ¡felicidades! Tu hijo/a está creciendo de forma sana. Saltando, trepando, subiendo, metiendo, desplazando, sacando, señalando, imitando… está adquiriendo seguridad, independencia y cultivando su inteligencia. Lo que a los padres nos parecen travesuras (porque claro, abrir la lavadora y encontrarte galletas dentro….), es lo que toca para su buen desarrollo. Aunque ya entienden buena parte de lo que les decimos, nos harán caso a ratitos o ni eso y encima nos dirán ¡No! ¿Qué podemos hacer? Adaptar la casa a su medida para no tener que estar regañándoles. Sacar de su alcance todo lo que no queramos que toquen; poner cierres especiales en los armarios o cajones que no queremos que abran y dejarles algunos libres para que ellos puedan jugar a investigar. Esto será sólo por una temporada. Si sacian su sed de moverse y tocarlo todo se supera con éxito esta etapa (y luego pasan a otra, claro). Aunque es bueno dejarles experimentar, también es bueno y necesario ponerles límites. Decirles: “no, eso no se toca; eso es peligroso; con eso no se juega que es de mamá; ahora vamos a jugar a recoger, etc.” Sin gritarles ni enfadarse, pero sí con seguridad y constancia. Puede que no hagan caso o nos digan ¡No! Y es que en éstas edades empieza el proceso de autoafirmación, por lo que los y las peques utilizan el no o la desobediencia para establecer su poder por encima del nuestro. Eso es bueno. Fastidia a los padres, pero ésta expresión forma parte de su desarrollo. Y para que tengan un crecimiento sano, nos toca empezar ya a mostrarles los límites. Si como padres tildamos la actitud de nuestros hijos de traviesa, movida, rebelde, inquieta no les estamos ayudando a crecer.

lunes, 4 de enero de 2016

Importancia de las Siestas

Las siestas duran solo unas horas, pero pueden afectar a las veinticuatro horas de la jornada de un niño. Las siestas pueden mejorar el humor de un niño y hacer que sienta menos irritable, reduciendo los episodios de llanto y las rabietas. Los estudios muestran que los niños que echan la siesta a diario enferman menos a menudo, crecen más, y tienen menos probabilidades de ser obesos en la edad adulta. Las siestas mejoran la atención y el desarrollo cerebral. También pueden ayudar a compensar, si alguna noche el niño o niña ha dormido menos horas de lo habitual. Una reducción de solo una hora en el total de horas de sueño puede tener un efecto negativo sobre el niño, limitar su capacidad de estar alerta, su función cerebral, y producirle cansancio e irritación.

 Cualquier cambio puede afectar a sus patrones de sueño. Observa si muestra signos de cansancio entre las siestas y ajusta su horario para satisfacer sus necesidades.
Piensa si ha habido cambios en la vida de tu hijo o hija, en su crecimiento y su desarrollo. ¿Ha aprendido a gatear, ha empezado a comer con cuchara, a ir a la guardería, o le cuida una persona nueva? 

Si un niño está acostumbrado a dormirse de una forma determinada, puede que si tratas de ponerlo a echar la siesta en condiciones diferentes no pueda conseguirlo. Para comprender la necesidad de asociación del niño puedes pensar en lo que probablemente te ocurra a ti cuando tienes que dormir en un lugar distinto. Es posible que duermas bien en tu cama, pero te resulte difícil dormir en un hotel, o en otra casa. Para algunos niños, la asociación es tan fuerte que pretender que duerma bajo otras condiciones podría compararse con pedirte que durmieras en una montaña rusa.

Las asociaciones más comunes son tomar el pecho o el biberón para dormir, ser acunado en unos brazos amorosos, o dormir balanceado en una hamaca o una silla de auto. Estos son lugares maravillosos y tranquilizantes para que un niño eche la siesta, pero cuando se convierten en indispensables par dormir es probable que supongan un problema para el padre o la madre que ayuda a dormir al niño. Estas asociaciones suelen ser tan necesarias para que el niño se duerma que superan cualquier otra razón o solución

La primera fase del sueño puede durar sólo cinco minutos y puede reducir la sensación de sueño, justo lo suficiente para desvelarse. Si el niño está cansado y está echado en el sofá o va en el coche, es posible que desconecte y se duerma durante unos minutos. Esta microsiesta no le proporciona al niño los plenos beneficios de una verdadera siesta, pero puede ser suficiente para refrescarlo e impedir que pueda volver a dormirse si luego lo pones a echar una siesta en la cama.

 Problemas de salud
Si el niño está molesto por cualquier problema de salud, puede que afecte a su sueño. Las alergias y el asma son dos de las enfermedades más comunes en la infancia, y ambas pueden impedir que el niño pueda respirar bien estando tumbado. Los cólicos, el reflujo, las infecciones de oído, la erupción de los dientes son otras molestias que impiden que el niño duerma bien.

Si tu hijo o hija sufre de cualquier problema médico, echar buenas siestas será especialmente importante para su salud. Si es el caso, te será de gran ayuda ser muy flexible y abierto a cualquier solución que funcione para tu hijo o hija. Deja de lado cualquier idea de que tu hijo o hija debería dormir en un lugar determinado, o de una manera determinada, y abre tu mente a la idea de que cualquier tipo de siesta es mejor que ninguna siesta en absoluto. Al mismo tiempo, habla con varios expertos médicos sobre los problemas de salud de tu hijo o hija, y busca las mejores soluciones para su caso

Ideas para animar a la siesta

Independientemente del motivo por el que tu hijo o hija no eche la siesta, hay algunos puntos específicos que pueden ser de ayuda para animar a tu hijo o hija a dormir la siesta con regularidad. Ten en mente estos principios básicos:

  • Mantén un horario diario adaptado al reloj interno de tu hijo o hija. Crea un esquema predecible de rutinas diarias, con comidas y horas de sueño aproximadamente a la misma hora.
  • Modifica tu horario de acuerdo con los signos de sueño del niño. No importa lo que diga el reloj: es hora de dormir cuando el niño se queda tranquilo, pierde interés en los juguetes o el juego, se muestra irritable, tiene la mirada perdida, se frota los ojos o las orejas, y, por supuesto, si empieza a bostezar.
  • Piensa en una rutina previa a la siesta para hacer ver a tu hijo o hija que se acerca la hora de la siesta y ayudarle a reducir el ritmo y relajarse.
  • Prepara un lugar para dormir que le resulte acogedor y prepara la escena para el sueño. Ponle al niño ropa cómoda para dormir.
  • Procura que las mañanas sean brillantes y activas, y que la media hora antes de cada siesta sea un momento de calma, luz baja y tranquilidad.
Recuerda que no puedes obligar a un niño a dormir, pero sí que puedes seguir los esquemas básicos de la biología, observar las señales de sueño de tu hijo o hija, y crear un escenario que invite a la relajación y al sueño